“Las dos partes de la auténtica aceptación—ver claramente y abrazar nuestra experiencia con compasión—son tan interdependientes como las dos alas de un gran pájaro. Juntas, nos permiten volar y ser libres” (Tara Brach)
Cuando el niño te pega o te chilla enrabietado no te está faltando el respeto.
¿Cómo hacerse escuchar desde ese pequeño cuerpecito rodeado de gigantes que dicen saberlo todo?
¿Cómo expresar lo que le pasa por dentro y ser escuchado?
¿Cómo pueden hacer que veamos lo que tienen por dentro en vez de que le digamos una y otra vez lo que deben hacer, sentir… incluso ser?
En IFS vemos que nuestra mente está compuesta de «partes». Estas «partes» tienen cualidades muy valiosas e intentan protegernos, siempre.
También nos dice que todos tenemos en la profundidad de nosotros mismos, un centro sin prejuicios, que tiene las 8 C’s, las características de la calma, la confianza, la compasión, el coraje, la curiosidad, la conexión, la claridad y la creatividad. Este centro, que llamamos Self, nos permite una relación fluida con nuestras “partes” y es el que puede ayudarnos a sanar.
El Triángulo de Coherencia explica que, para sentirnos bien, necesitamos sentir coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos y así es: “Coherencia de vida”.
¿Te ha pasado eso de que se te va a morir batería del móvil (o del ordenador), corriendo vas y lo conectas el cable del cargador y ves que así y todo no carga?
Si ya has conseguido acceder a una energía sana y quieres expresar lo que te pasa, lo que te duele, ¿cómo hacerlo para tratar de evitar que la otra persona se lo tome como un ataque?
Aprender a crear las condiciones de seguridad psicológica y bienestar para que todos los que formamos parte del sistema, podamos dejarnos sentir, expresar nuestras emociones y fluir.