La impotencia de un niño

¿Qué te pasa por dentro cuando te sientes impotente?
 
¿Cómo expresas tú la impotencia?
 
Ayer leía un diálogo entre terapeuta y cliente donde el cliente era un padre lleno de impotencia.
 
Impotencia de ver a su hija darse atracones de comida y después vomitar.
 
Esa impotencia se manifestaba como frustración y enfado hacia su hija.
 
Quería que parara de hacer eso. Temía por su hija y su salud.
 
Me parece un ejemplo claro de la gran diferencia entre la vulnerabilidad interior (lo que no vemos) y la aparente hostilidad exterior (lo que vemos).
 

Lo traslado ahora al contexto de un niño.

 
Cuando el niño te pega o te chilla enrabietado no te está faltando el respeto.
 
  • ¿Cómo hacerse escuchar desde ese pequeño cuerpecito rodeado de gigantes que dicen saberlo todo?
  • ¿Cómo expresar lo que le pasa por dentro y ser escuchado?
  • ¿Cómo pueden hacer que veamos lo que tienen por dentro en vez de que le digamos una y otra vez lo que deben hacer, sentir… incluso ser?
 
El mundo interior de un niño está lleno de impotencia.
 
El trabajo de un padre o de un profesor es muy duro. El puesto de liderazgo más retador que hay, ¿no crees?
 
Al mismo tiempo, el mundo interior de un niño necesita de mucho (mucho) acompañamiento en su desarrollo.
 
Hay herramientas y formas de mirar el mundo y la vida que pueden transformar estas dinámicas.
 
No es crear un mundo ideal.  Sí es crear una realidad más armónica.
 

La conexión es el centro de una nueva mirada.

 
Ya os lo comentaba aquí hace unos meses:
Conectar no es estar de acuerdo. Conectar es enfocarse en ver y entender lo que le está pasando por dentro a una persona.
 
Conectar con los peques puede cambiarlo todo. Para ti y para ellos.
 
Te lo propongo de otra forma.
 
Imagínate que esa situación con tu hijo o tu alumno es la escena de una película.
 
El objetivo es que reúnas toda la información necesaria para escribir el guión de la escena.
 
El actor que hará de niño necesitará leer detalles de cómo se siente, de cómo lo está viviendo.
 
Ahí está el reto. En averiguar lo que le pasa por dentro al niño.
 
Si tu hijo o tu alumno está lleno de rabia, apunta el faro a su interior.
 
Cuando aplicamos Comunicación No Violenta solemos usar preguntas cerradas. Y más con un niño.
 
Para poder saber qué le pasa a ese niño, mezcla el reconocimiento con la indagación.
 

Aquí os dejo un pequeño ejemplo.

 
Adulto: «Cariño, veo que estás muy enfadado y quiero entender bien lo que te pasa ¿Es que te ha dado coraje que te quitemos el juguete?
Niño: «¡Claro! Siempre igual»
Adulto: «Ya… Tú estabas tan a gusto jugando y no entiendes por qué te quitamos el juguete, ¿no es así?
 
Muy poquito a poco, vas tirando del hilo.
 
Ese es un lugar muy bonito, un lugar de conexión con el niño y su interior.
 
Si logras generar más momentos como ese, por muy pequeños que sean, estarás dándole al niño el mejor regalo que le puedas dar.
 
El ser visto. El ser escuchado. El ser aceptado en su verdad.
 
Si lo intentas, cuéntanos cómo te fue.
 
¿Y a ti, qué es lo que más te cuesta cuando estás con tus niños o tus alumnos?
 
PD. Aquí os dejo una entrevista de Pilar de la Torre que os puede ayudar mucho con los niños.

En SÜMASET trabajamos para ofrecerte el mejor servicio para ti y a los tuyos, en materia de bienestar. Consulta todos los talleres, formaciones y proyectos que podemos hacer por ti. Llámanos al +34 628 71 80 31 y te ayudamos, o escríbenos a hola@sumaset.com.

MÓNICA MANZANO

DIVULGADORA CNV