LA FRECUENCIA DEL CORAZÓN

La música es el lenguaje universal que nos acompaña a lo largo de toda la vida. Desde que estamos en el vientre materno escuchamos su vibración a través del corazón de nuestra madre. Es el primer sonido que registra nuestro ser, hasta que se inicia el nuestro al desarrollarse nuestro corazón. Esa música nos acompaña y nos guía durante toda nuestra existencia. Aunque a veces no le prestemos suficiente atención. Entra por el oído y va directo al corazón, pero en ese camino recorre hasta el más ínfimo rincón de nuestras células. Éstas células, a su vez se componen de átomos, estos átomos interactúan y operan basándose en la energía recibida, lo cual incluye la energía producida por las ondas sonoras.

Si hablamos de música nos vienen a la mente un sin fin de estilos. Cuando escuchamos determinada música, nos provoca sensaciones, emociones, sentimientos, evoca recuerdos de experiencias vividas. Pero no todas nos producen las mismas sensaciones. Algunas nos activan y otras nos relajan. Desde hace mucho tiempo existe la convicción para muchos investigadores y músicos de que la frecuencia tiene mucho que ver con el bienestar que nos provoca la música. La mayor parte de la música que escuchamos hoy en todo el mundo se ajusta a La = 440 Hz desde que la Organización Internacional de Normalización (ISO) lo promueve en el año 1953. Sin embargo, antes de ésta fecha, la afinación de LA 432 fue utilizada durante la historia de la música y actualmente está volviendo a plantearse su uso. Investigadores, musicoterapistas y científicos están investigando acerca de este fenómeno y su uso terapéutico.

 

¿Por qué?

 El profesor Ignasi Campos Serra, profesor en Ciencias y Matemáticas con un master en musicoterapia por la universidad de Barcelona, en su investigación concluye que la frecuencia 432hz tiene propiedades benefactoras para el ser humano (Campos Serra 2016). En su ensayo, el profesor Campos realiza una serie de cálculos matemáticos relacionados a la teoría musical, matemática y física en las que puede verse un patrón en relación a esta frecuencia. Explica que cada partícula, átomo, molécula, célula o tejido vibra a una determinada frecuencia. Uno de sus fundamentos toma como base la “resonancia fundamental de Schumann” y explica: “8Hz, aunque es inaudible para nuestro oído humano, es una frecuencia presente en la Naturaleza y en ciertos procesos orgánicos. En términos musicales, la frecuencia de 8Hz corresponde a un Do-1. Subiendo de cinco octavas, es decir, recorriendo cinco veces las siete notas de la escala, se llega a un Do de 256Hz, escala en la que el “La” tiene una frecuencia de 432Hz y no de 440Hz. 8Hz es la frecuencia de repetición de la doble hélice del ADN. 8Hz es el “latido” fundamental y primigenio del Planeta, conocido como Resonancia fundamental de Schumann 7,8Hz, resultado entre otros de las resonancias electromagnéticas globales, generadas por las descargas eléctricas de los rayos en la superficie terrestre y la ionosfera. Aunque las propiedades que el fenómeno de LA432hz no se hayan podido comprobar como válidas hasta el día de hoy, el debate está servido.

Algunos expertos señalan que esta frecuencia, también conocida como la frecuencia del Universo o la frecuencia de Verdi, vibra sobre los principios de la propagación de ondas armónicas naturales, unificando las propiedades de la luz, el espacio, la materia, la gravedad y el electromagnetismo, transportándonos a una elevación de la conciencia y conseguir estados alterados de conciencia. Las obras clásicas, como la música de Mozart, fueron compuestas para un tono La en 432 Hz. Se dice de ésta música que contribuye al desarrollo de la inteligencia, de la armonía interna de persona y al aumento de la percepción extrasensorial.

Los beneficios de escuchar música en 432 Hz no acaban ahí. Hay quienes defienden que transmuta y sana el alma, mente y cuerpo incidiendo y mejorando el ritmo cardíaco, la doble hélice de ADN, la sincronización bi hemisférica de la función cerebral y la resonancia fundamental de la cavidad Shumann (el pulso cardíaco fundamental del planeta). La música actual tiene su base en los 440 Hz y por lo tanto no armoniza con nuestra vibración natural. La diferencia entre 440 Hz y 432 Hz es solamente 8 vibraciones por segundo, pero esta diferencia es perceptible en la experiencia de la conciencia humana.

Escuchar un concierto a 432 Hz tiene efectos positivos a nivel profundo, sobre nuestra conciencia y nuestras células y produce calma y relajación al cuerpo. Mientras que hacerlo a 440 hz provoca que el cuerpo se tense. También se ha relacionado con la conexión espiritual y el bienestar emocional. Ésta frecuencia ayuda a conectar nuestra mente, cuerpo y alma. Esto se debe a que la frecuencia de 432 Hz se acerca más al ritmo de la energía natural, lo que nos permite conectar con la energía del universo.

Un interesante beneficio que se ha demostrado es que ayuda a mejorar la comunicación entre las personas. Esto se debe a que esta frecuencia estimula la producción de ondas alfa (ondas cerebrales relacionadas con la relajación y la felicidad), por lo que es factible también que nos ayude a mejorar la conexión y comunicación entre las personas.

Podemos considerar la música y el sonido como terapias medicinales, no invasivos, no dolorosos, sin contraindicaciones y al alcance de todxs, que actúan de forma específica sobre la mente y el cuerpo del ser humano y nos ayudan a sanar malestares físicos o espirituales, pero que también inducen al sueño, contrarrestan el enojo y combaten los miedos. ¿Qué esperas para probarlo?

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Referencias

https://materiainvestigacion.files.wordpress.com/2018/11/dick-plan.pdf https://depositphotos.com/es/music/432hz.html

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TERESA ESCOBAR

PEDAGOGÍA DE LA MUERTE