Y tú, ¿sabes qué huella ambiental estás dejando en el mundo?

Normalmente, el Día Mundial del Reciclaje, establecido desde 2005 por la UNESCO, hace un guiño especial a los consumidores, a los productores de materia prima, a los transformadores de esa materia prima. Sin embargo, esto va mucho más allá de estos actores de la sociedad y en este artículo te diré por qué.

Y tú, ¿sabes qué huella ambiental estás dejando en el mundo?

¿Sabías que el 90% de la basura de los mares es plástico? ¿Que el 99% de las aves marinas ingieren este material, produciéndose problemas gástricos y hasta la muerte? ¿Que las bolsas de plástico se crearon en Suecia en 1965, haciéndose rápidamente populares por su comodidad y resistencia? ¿Que en 1990 este invento para «solucionar la vida de los consumidores» ya estaba en casi todos los supermercados? ¿Sabías que ahora se producen cinco billones de bolsas plásticas al año? Sí, lo leíste bien. Impresionante, ¿verdad? Más cuando, gracias a la ciencia, sabemos que cada plástico desechable puede tardar hasta 500 años en degradarse. ¿Te das cuenta? No nos alcanzarán ni las generaciones enteras para revertir el daño que hemos hecho a nuestro planeta. Pero lo que SÍ podemos hacer es evitar que el daño siga aumentando.

Actualmente los plásticos se encuentran contaminando todos los océanos, poniendo en riesgo la vida de más de 600 especies marinas. Algunas de ellas, las ingerimos, y varios hallazgos científicos comienzan a alertarnos sobre los efectos que se están produciendo en nuestros organismos por esta ingesta de especies contaminadas con los residuos de plástico depositados en los océanos y demás ecosistemas. Los desechos no amenazan únicamente la vida de la fauna marina, sino también la nuestra, la de nuestros hijos y la de las siguientes generaciones.

Organismos internacionales y demás organizaciones locales, advierten que de seguir este rumbo, para el 2050 podría haber más plástico que peces en el océano, es decir, que en poco más de tres décadas se generaría casi un 70% más de basura.

«Con más del 90 % de los desechos que se vierten o queman a cielo abierto en los países de ingreso bajo, son los pobres y los más vulnerables quienes se ven más afectados». World Bank

Decenas de países y ciudades han tomado acciones contra el uso de plásticos de un solo uso. En algunos, se ha prohibido totalmente su utilización. En otros, la reducción se viene dando de manera gradual. En muchos, se ha promovido y se sigue haciendo fuerte campaña para reducir su demanda, aunque el enfoque más importante debería estar en reducir su oferta. Eliminar el uso de productos de polietileno o plástico es un verdadero desafío, porque no depende solamente de nosotros como consumidores. Sino, basta con mirar en nuestros propios hogares que hasta nuestra ropa puede contener trazas de polietileno, el cual se descarta imperceptiblemente en el agua de cada lavado, terminando consecuentemente en los mismos océanos.

Es fundamental tener claro que el plástico mata y de que no podemos darnos el lujo de seguir mirando cómo se extinguen las especies de nuestro planeta. Tengamos en cuenta que cada una de ellas cumple un rol sumamente importante en el equilibrio de los ecosistemas. No podemos darnos el lujo tampoco de seguir siendo testigos inactivos de cómo el clima cambia tan radicalmente que hasta las catástrofes naturales se vuelven cada vez más frecuentes y con un poder destructor nunca antes visto, haciendo más complicada y lenta la recuperación económica y social de las personas más vulnerables y la reducción de la pobreza en el mundo.

Tenemos una responsabilidad compartida entre todos y cada uno de los que habitamos en este planeta, sea cual sea el ámbito en el que nos encontramos. En la práctica, la mejor manera de celebrar el Día del Reciclaje el 17 de mayo, y mejor aún, día tras día, es promoviendo, fomentando y siendo ciudadanos cada vez más conscientes y responsables de la huella ecológica que estamos dejando en este mundo.

ESFUÉRZATE POR SER Y HACER LA DIFERENCIA

Si pensaste, sobre todo en América Latina, que eres de los que ya hacen su contribución a la preservación y protección del medioambiente, y que con eso fue suficiente; o, que lo hacías y dejaste de hacerlo porque sientes que no sirve de mucho, ya que el resto de la sociedad no hace «su parte»; espera… sigue leyendo.

Te entiendo bien. A mí también me ha pasado, pero lejos de desmotivarme me ha servido para reafirmar mi convicción de que necesitamos unirnos, y no solo unirnos de palabra y acción en la causa, sino también coordinarnos. Por ejemplo, ¿crees que es efectivo que en casa se realice la clasificación adecuada de los desechos, si el camión de la basura que pasa por mi barrio o comunidad mezcla los desechos en su balde, acumulando y generando las mismas montañas de basura en descomposición? Claro, muchos dirán que para eso están las personas que se dedican a hacer la clasificación de los desechos en los vertederos, y que además es algo positivo porque así los residuos reciclables pueden ser vendidos y reincorporados en las cadenas productivas, generando incluso una fuente de empleo e ingresos para aquellos trabajadores. Obviando las condiciones laborales, sociales y sanitarias deprimentes en las que realizan su labor. O también, puede darse el caso de que empresas privadas y públicas, fomentan y promocionan la campaña de las tres R como parte de su bandera de responsabilidad social corporativa y sostenibilidad, y se convencen de que con esto «ya hacen su parte». Pues, déjame decirte una vez más que todos los esfuerzos que hacen organismos internacionales, empresas, fundaciones, e individuos están bien, pero no son suficientes. El punto es generar soluciones de raíz, es decir, soluciones estructurales. Pasar de la coyuntura, de la punta del iceberg. Ir más al fondo.

Los ciudadanos responsables y conscientes, agentes activos de protección del medioambiente serán cada vez más, si acceden también a información clara y concisa sobre las políticas, objetivos, programas y normativas que los gobiernos nacionales y locales diseñan, promueven y concretan con el apoyo internacional técnico y/o de financiamiento de los multilaterales.

El problema es claro, así como clara y urgente la necesidad de soluciones. De esto depende nuestra supervivencia. El tiempo y los recursos son escasos, por tanto, se requiere mucha eficiencia. Creando empresas de reciclaje; incentivando y premiando a las empresas públicas y privadas que hacen serios esfuerzos para reducir su huella de carbono, por ejemplo; promoviendo la inversión y creación de empresas que brinden soluciones innovadoras a los embalajes de un solo uso para erradicar por completo la oferta y utilización de plásticos desechables; concientizando a la población a nivel general con campañas masivas de educación e información sobre buenas prácticas ambientales. Hay tanto que se puede hacer para innovar y mejorar nuestros comportamientos y prácticas en materia ecológica.

En todo caso, si bien se nos alienta a Reducir, Reutilizar y Reciclar, la consigna definitivamente debe ser ¡generar muchos menos desechos! Es la única manera de dejar una huella ecológica sostenible para las futuras generaciones.

“No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia”

“Reciclar está bien, pero no necesitar hacerlo es aún mejor”

Campaña de la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento

“Rechaza lo que no puedes reusar”

 

Finalmente,

“Si no ayudas a limpiar, no ayudes a ensuciar”

(me lo decía mi madre desde pequeña)

Recuerda, cada acción individual cuenta al final como una gran acción. Y la suma de una en una genera un contagio y, por ende, un importante impacto en tu bienestar, el de tu familia, el de tu barrio o comunidad, y en el de nuestro planeta.

Ana Daniela Chávez E.

Impacto Social e Innovación. 

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