El uso de tecnología desde el bienestar organizacional y personal

Vivimos en la era de la tecnología en donde el celular es casi o mas importante que llevar con nosotros nuestra tarjeta de identidad. Y si bien, esta trae consigo enormes beneficios, como por ejemplo democratizar la información, facilitar transacciones o reconectar a personas en lados extremos del mundo, venimos pagando un precio alto como sociedad por todo ello y sacrificando el bienestar organizacional.

¿Adicción?

En los últimos años, cada vez más se habla de la adicción a la tecnología. Académicos como Tal Ben-Shahar indican que las pantallas son la adicción número uno del planeta y según un estudio realizado por Nielsen Company en el 2018, en Estados Unidos, el adulto promedio gasta mas de 11 horas en el mundo digital (Nielsen, 2018). Para el 2018, la OMS había identificado el abuso de los videojuegos como un trastorno (OMS, 2018).,

Las implicancias de la tecnología van mucho mas allá del entendimiento que tiene el ciudadano de a pie. De hecho, en China, este pasado mes de agosto, han prohibido el uso de videojuegos a menores de 18 años por mas de 3 horas a la semana (Reuters, 2021). Y no debe pasar desapercibido que personajes como Steve Jobs, creador del iPad, no permitía que sus hijos los usen, o Bill Gates, el magnate de Microsoft, quien limitaba el uso de aparatos tecnológicos a los suyos (BI, 2020).

Y es que el problema con la tecnología tiene diferentes aristas, algunas más evidentes y otras que incluso pueden pasar completamente desapercibidas.

Capacidad de atención.

En el año 2000, hace más de dos décadas, Microsoft Canada encontró que la capacidad de atención promedio era de 12 segundos. En el 2013, esta se redujo a ocho segundos. La capacidad de atención de un pez, es de nueve segundos (The Guardian, 2017). La teoría de Microsoft para esta drástica disminución en nuestra capacidad de atención se basa en la habilidad de nuestros cerebros para adaptarse y cambiar en el tiempo, y esta reducción, según ellos, podría deberse a efectos secundarias del Internet móvil (The Time, 2015).

Adicionalmente a una reducida capacidad de atención, la tecnología incrementa nuestros momentos de multi-tasking. ¿Quién no se ha encontrado trabajando en la computadora pendiente de sus correos o WhatsApp? Por decir un ejemplo. Y si bien, algunos pueden considerar que estas habilidades han mejorado, en realidad los estudios demuestran que el multi-tasking disminuye nuestra capacidad para trabajar de manera óptima, como también nuestra capacidad de disfrute de la tarea que se esta realizando.

De hecho, desde el 2005 se sabe del impacto de realizar varias tareas a la vez en el coeficiente intelectual. Según un estudio realizado por el Dr. Glenn Wilson de la Universidad de Londres, este disminuye en 10 puntos (BBC, 2005). Esto es una disminución equivalente a perder una noche de sueño o es más del doble del impacto que tiene el consumo de marihuana (HBR, 2015). A pesar de ello, continuamos glorificando aquellas personas que son capaces de hacer más de una tarea a la vez, sin considerar el bienestar organizacional.

Finalmente, en un estudio realizado por Daniel Kahneman (2004) se demostró que mujeres trabajadoras reportaban bajos niveles de disfrute cuidando a sus hijos. Y lo que se identificó fue que esto se debía a que estas mujeres se encontraban haciendo varias tareas a la vez, estaban multi-tasking. El poder enfocarnos en una sola tarea no solo nos permite estar en estado de “flow” tal como lo describe Mihaly Csikszentmihalyi en su libro Flow (2008), si no que también se sabe que estar en el presente, nos hace mas felices (Killingsworth y Gilbert, 2010).