¿qué es la felicidad?

Felicidad no es la ausencia de problemas, sino nuestra capacidad para lidiar con ellos.

¿QUÉ ES LA FELICIDAD?

La felicidad se siente o no, pensamos. ¿Cómo no saber de qué trata? Son emociones positivas como alegría, placer, orgullo, satisfacción, gratitud… Pero, ¿es eso la felicidad? ¿Un conjunto de sensaciones? ¿Momentos aislados de gozo? Felicidad e infelicidad, ¿son excluyentes?

“Todos los mortales andan en busca de la felicidad, señal de que ninguno la tiene”, decía el filósofo español Baltasar Gracián.

Lo más importante primero: felicidad e infelicidad no son excluyentes. Se puede ser una persona feliz y sentirse triste o enojado. Felicidad no es la ausencia de problemas, sino nuestra capacidad para lidiar con ellos.

Esto ya aclara un poco el panorama. Pero los filósofos y la ciencia nos pueden ayudar aún más a definir la felicidad —y a experimentarla.

¿ES UNA META?

“Más allá de nuestras creencias, todos buscamos algo mejor en la vida —dice el Dalai Lama—.Nuestro verdadero propósito es la felicidad.”

Y es famosa la frase de Aristóteles: “El fin supremo del hombre debe ser la felicidad”. También la de Ana Frank: “Todos vivimos con el objetivo de ser felices. Nuestras vidas son diferentes y, sin embargo, iguales”. Y Blaise Pascal: “Hasta quien se pone la soga al cuello busca sentirse bien y no sabe cómo”.

Hay casi un acuerdo universal: al fin del día, todos queremos ser felices. De hecho, ¿por qué no lo querríamos? ¿No es algo bueno? La felicidad eleva nuestro nivel de bienestar e influye en el bienestar de quienes nos rodean. Nos vuelve más empáticos, amables, agradecidos, saludables. Incluso, exitosos.

“He sospechado alguna vez que la única cosa sin misterio es la felicidad, porque se justifica por sí sola”, dijo el escritor Jorge Luis Borges. Y Aristóteles de nuevo: “Todo lo que escogemos lo escogemos por algo más, excepto la felicidad”.

Y sin embargo… no es una meta. Si bien debe ser el propósito último de nuestra vida, es un objetivo que se renueva cada día, como un ideal que nunca se alcanza del todo, pero ilumina nuestro camino y nos mantiene en esa dirección. Claro que es fundamental que además de un fin sea también un medio. Que podamos experimentar los beneficios de la felicidad en el camino.

 

ATRÁPALA SI PUEDES

Las metas por sí mismas no nos proporcionarán felicidad duradera, solo picos de felicidad, momentos que también se acaban. Solemos fijarnos objetivos que creemos que nos traerán felicidad eterna —éxito, estatus, belleza, hijos (completa aquí)—, y cuando los alcanzamos, la felicidad es efímera; al tiempo se convierte en un estándar y necesitamos más. O no logramos nuestros objetivos, por lo cual tampoco conseguimos ser felices.

El sociólogo y psicoanalista esloveno Slavoj Zizek sostiene que esta insatisfacción se debe a que, en realidad, no sabemos lo que deseamos. Creemos que lo que deseamos es determinada cosa (éxito), pero, inconscientemente, lo que queremos alcanzar es otra (felicidad), y por eso permanecemos insatisfechos. Zizek habla de la ilusión de la felicidad producto de valores distorsionados, que prometen la satisfacción eterna a través del consumo.

Tiene un punto, como Voltaire: “Buscamos felicidad, pero sin saber a dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una”. La buena noticia es que no es necesario andar a tientas buscando felicidad. Porque, como vislumbró Matthiew Ricard, la felicidad nace de nosotros.

Ricard, conocido como “el hombre más feliz del mundo”, escribió en su libro Happiness, que “la felicidad es una habilidad, y las habilidades deben ser aprendidas”. Biólogo molecular e hijo del filósofo francés Jean-François Revel, a los 26 años dejó todo para convertirse en monje budista y retirarse a los Himalayas a meditar sobre la bondad, la compasión y la felicidad y ayudar a los niños en situación de pobreza. 

¿A qué conclusión llegó en los fríos monasterios tibetanos? A que el gran impedimento para la felicidad es la propia mente, una fuente inagotable de sufrimientos, porque la mente percibe todo como una potencial amenaza o un objeto de interés, por lo cual constantemente nos compara con otros y “la comparación es asesina de la felicidad”.

“La búsqueda de felicidad no se trata de ver la vida con lentes color rosa o cegarse ante el dolor y las imperfecciones del mundo. Es la purga de toxinas mentales, como el odio y la obsesión, que literalmente envenenan la mente”, sostiene. Pero agrega: “Si bien la búsqueda de placer no garantiza la felicidad ni es la felicidad en sí misma, esto no significa que debamos evitar las sensaciones agradables o no tomarlas cuando lleguen. ¡Sería absurdo renunciar a algo que podría contribuir a la felicidad!”.

Para Ricard, la felicidad implica un trabajo personal en cultivar y practicar cualidades positivas como la paz interior, la compasión, la gratitud, la bondad. Y esto es cierto, porque la felicidad es una práctica. Se trata de un recurso que todos tenemos. Solo debemos aprender a conectarnos con él.

 

EL TRABAJO DE SER FELICES

Entonces, la felicidad es más bien un talento, una habilidad, una elección que podemos hacer a cada momento. Una capacidad que ponemos en práctica.

Por lo tanto, desechemos la idea de que nos está esperando a la vuelta de la esquina. Hay que trabajar por ella. Es algo que hacemos. Ser felices tiene que ver con cómo vivimos nuestras vidas. “No hay camino a la felicidad, la felicidad es el camino”, dice el maestro y monje budista vietnamita Thich Nhat Hanh.

 

El filósofo inglés John Locke sostenía: “Los hombres olvidan siempre que la felicidad es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias”. La felicidad es una mentalidad, una fortaleza. Algo que, más allá de la situación, permanece. Ante la adversidad, una persona feliz tendrá más herramientas para superar los momentos difíciles que alguien que no cree en su capacidad para recuperarse. La felicidad tiene mucho que ver con la resiliencia. 

 

UN MODELO CIENTÍFICO

El Dr. Tal Ben-Shahar, psicólogo positivo, ex profesor de Harvard en Felicidad y fundador y director de Happiness Studies Academy dice que, “Hay que evitar la trampa de buscar la felicidad de manera directa. La felicidad se consigue de manera indirecta, haciendo cosas que nos hacen bien en múltiples dimensiones”.

Tal Ben-Shahar propone un modelo de bienestar integral basado en la ciencia llamado SPIRE, compuesto por cinco dimensiones: espiritual (S), física (P), intelectual (I), relacional (R) y emocional (E).

Usando este modelo como guía podemos generar felicidad elevando nuestro bienestar en estas cinco dimensiones. Por ejemplo, uno puede crear felicidad comprometiéndose en tareas con sentido de propósito (bienestar espiritual), ejercitándose regularmente, descansando y comiendo sano (bienestar físico), aprendiendo de manera continua y abrazando el fracaso como un modo de aprender (bienestar intelectual), pasando tiempo con amigos y familia y construyendo relaciones positivas (bienestar relacional), y comprometiéndose en actividades divertidas y emocionantes además de aceptando que las emociones dolorosas son parte natural de ser humanos (bienestar emocional).

HÁBITOS

Algo va quedando claro: el bienestar y la felicidad se eligen y se practican. Pero elegirlo requiere conciencia, foco. Crear hábitos. Somos seres de hábitos; elijamos aquellos que nos hacen bien, alineados con la vida que queremos tener, con la persona que deseamos ser.

Puedes comenzar con un ejercicio sencillo para pensar qué hábitos podrías crear. Elabora una lista de actividades relacionadas con las 5 dimensiones del modelo SPIRE que te brindan placer y felicidad en el momento presente y que también te traerán beneficios futuros.

  • Pasar más tiempo con amigos.

  • Incorporar más actos de amabilidad a tu día que te hagan sentir bien.

  • Agregar más platos saludables y que te gusten a tu dieta.

  • Participar en algún proyecto comunitario o de voluntariado en el que puedas aportar tu valor a otros.

  • Aprender algo nuevo, disfrutar de una nueva lectura o de un concierto o espectáculo.

  • Cosechar lo bueno en tu vida, no permitir que se pierda. Podrías llevar un cuaderno de gratitud.

  • Sonreír más, dedicarle 30 minutos extra de juego a tus hijos.

  • Atender las necesidades naturales de tu cuerpo: ejercitarte 3 veces por semana, tomarte micro descansos en el día, dormir 8 horas.

  • Crear islas de cordura en las que solo hagas cosas en “single tasking”.

Elije. No hagas demasiadas cosas. Irá en contra del éxito. Fija el ritmo, créate recordatorios, alarmas en tu reloj, ponte una pulsera que te recuerde hacer determinada cosa.

Dando pequeños pasos crearás nuevos hábitos e irás notando cómo aumentan tus niveles de bienestar. Y, finalmente, aprende a encontrar significado en tu vida cotidiana. A cada paso hay algo maravilloso que puedes apreciar. Porque la felicidad, como escribió Jean Paul Sartre, “no es solo hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace”.

Que no nos suceda como dice el escritor francés Gustave Droz: “Con frecuencia, algunos buscan felicidad como se buscan los lentes cuando se tienen sobre la nariz”.

En SÜMASET trabajamos para hacer realidad proyectos de Bienestar que logren un impacto sostenible en las personas y en el sistema. Consúltanos, y te asesoraremos para mejorar el clima de trabajo en tu organización, aumentar la felicidad de tus trabajadores y obtener más beneficios. Llama al +34 628 71 80 31, estamos para ayudarte.

Flor Lafuente

Entrenadora de felicidad

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