Reconocer las oportunidades en cada crisis – manejo emocional en un año de retos
Nos encontramos viviendo momentos complejos a nivel mundial. Países que se han logrado escapar del impacto de la pandemia son contados con los dedos de una mano. Al miedo y la incertidumbre causada por un virus cuyo comportamiento aun no es claro, debemos sumarle la turbulencia adicional que ha traído consigo los eventos políticos.
En Latinoamérica, por ejemplo, la pandemia ha traído a la luz las grandes dificultades históricas a nivel político, social y económico, que se han visto agudizados, y que han dado pie a que se agrave el deterioro de las democracias en países como Perú, Chile, Colombia, Brasil y México por nombrar algunos. Según un reporte de la BBC, alrededor de 3 millones de empresas en Latinoamérica cerrarán y el número de pobres aumentará en casi 29 millones de personas. La caída del PIB de la región en esta región es de 8.1%, superando la crisis en la Unión Europea y otras economías emergentes.
En Estados Unidos, la mayor potencia mundial, el ex presidente Donald Trump ha sido uno de los tan solo 11 presidentes que no han sido reelegidos para un segundo mandato, algo que no sucedía en casi tres décadas. Según un estudio por Baccini et al, si los casos de Covid hubieran sido tan solo 5% menos, el mandatario hubiera sido reelegido, muestra del descontento de la población sobre el manejo del virus y la necesidad casi desesperada por un cambio.
Europa no escapa de ello. En España, las empresas dejaron de ingresar 287,000 millones de euros en el 2020 según la Confederación Española de Organizaciones Empresariales. Y si bien se espera que en el 2021 se de una recuperación con un crecimiento de 6,4%, los españoles son una de las poblaciones más pesimistas según el estudio Resilience Barometer hecho por FTI Consulting.
Por todo ello, es inevitable que las emociones de la población a nivel mundial se hayan intensificado. Muestra de ellos es la intolerancia que se ve en las redes sociales, la agresividad y la cultura de cancelación, de estas conmigo o estas contra mi. Sin embargo, cabe resaltar que, para los adultos, el manejo de emociones, no es una asignatura que se nos enseñó en el colegio, o en la universidad o en ningún lado realmente. Por tanto, para muchos, identificar lo que están sintiendo es todo un reto. Como consecuencia, saber manejarlas apropiadamente, es aun más difícil.
Según la Oficina Regional para Europa de la OMS, dentro de los principales impactos psicológicos se encuentra niveles de estrés y ansiedad elevados. Adicionalmente, a medida que la cuarentena y distintas medias de cuidado progresan en algunos lugares impactando las actividades diarias de la población, también han incrementado los niveles de soledad, depresión, uso de alcohol y drogas y comportamientos suicidas.
No solo es la presencia del virus y los potenciales efectos en la salud de lo que las personas se preocupan, si no también de como este viene afectando los ingresos personales y el bienestar financiero de las familias, sumado a la inestabilidad política como fue mencionado líneas arriba.
¿Qué hacer?
Es importante comenzar por reconocer la magnitud del problema y el reto frente al cual nos encontramos. Aprender a darnos permiso para ser humanos, aceptar que todas las emociones que sentimos son legítimas, y válidas. Una herramienta práctica es la rueda de emociones ya que al poder identificar y ponerle nombre a lo que sentimos, la intensidad del mismo casi inmediatamente disminuye. Ello nos ayuda también a ser conscientes de que las emociones tienen una magnitud y un tiempo determinado de duración. Y sobretodo, que las emociones no nos definen.
Rueda de emociones de Robert Plutchik
Adicionalmente, una estrategia que debemos de dejar de aplicar, es la de tratar de controlar la mente. Hay estudios científicos que demuestran que, al tratar de reprimir una emoción, o un pensamiento, el resultado es justamente lo opuesto. Para ello, la aceptación es clave. Algunos investigadores incluso alientan a que se invite activamente esa emoción o ese pensamiento del cual intentamos huir.
La búsqueda de qué funciona para cada quien es personal y cambia con el tiempo. Sin embargo, no hay porque perder la esperanza. Por el contrario, toda crisis es una oportunidad, y la que vivimos actualmente no es excepción.
Finalmente, es importante reconocer que la pandemia también ha traído impactos positivos en las personas y en la sociedad, como por ejemplo una mayor cercanía con seres queridos, o tiempo obligatorio para relajarse y descansar según reportan encuestados de el Centro de Investigación PEW. Como dijo Viktor Frankl “Todo se puede tomar de un hombre, excepto una cosa: la última de las libertades humanas: elegir la actitud de uno en cualquier conjunto de circunstancias, elegir su propio camino.” Y hoy tenemos la oportunidad de elegir ser libres.
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