Seguro que has vivido situaciones como estas.
Estás comiendo con una amiga que no ves desde hace unos meses y cada vez que le vibra el móvil encima de la mesa, gira su cabeza para consultarlo.
O estás redactando una propuesta importante y de repente vibra tu propio teléfono, vuelves la cabeza y te das cuenta que es el grupo de papis de 4º de Primaria para organizar el disfraz de este año. Y sin darte cuenta, has perdido 15 minutos tratando de volver a poner la cabeza en la propuesta.
En todos estos casos hay un factor común y es que, si el dispositivo vibra o suena, nuestro cerebro salta de manera instantánea y nos obliga a cogerlo y averiguar por qué ha saltado.
Esos globos que llenan el dispositivo, pero que también llenan la barra de notificaciones del ordenador y que llaman nuestra atención de manera inmediata y que nos obligan a perder el foco en lo que estábamos haciendo para darles nuestra plena atención sin que se lo hayamos pedido.
Este no debería ser el orden adecuado. Deberíamos ser nosotros los que abramos la aplicación para consultarla, deberíamos ser nosotros los dueños de nuestro propio tiempo. Y no darles ese poder a las aplicaciones que, sin duda, lo usarán para engancharnos cada vez más.
Con esto no quiero decir que no haya solución, que de hecho la hay y es más sencilla de lo que parece. Mi propuesta va por enfocarnos día a día en lo que de verdad importa y en la tarea que nos hayamos propuesto hacer en cada momento.
Podemos apagar las notificaciones del dispositivo móvil, simplemente apagarlas. La mayoría de teléfonos nos permiten hacerlo. Consultaremos el terminal cada 2 o 3 horas para poder revisar si tenemos algo importante que revisar, o volvámonos locos con consultar el dispositivo 1 vez cada 4 horas seguro que es más que suficiente.
No hace falta estar informado al minuto de cómo evolucionan las compras de los disfraces para los niños del cole un mes antes de los carnavales.
Por aquello de ir paso a paso, porque no probamos a poner el modo “no molestar” del teléfono móvil durante una hora, verás como sí, si se puede.
Tal y como dice Isaac en su artículo: Tú eres tu propia inversión en el negocio de la vida … Invierte en ti
Tengo este video al respecto para los que no les guste leer, aunque si has llegado hasta aquí, es probable que no te haga falta 😉
Si quieres mejorar la lectura de este artículo, te recomiendo que mientras lo leas, escuches esta canción:
Víctor Fariña
Tech. Enthusiast
