EL BIENESTAR Y LA NEUROCIENCIA

Todo nace en el cerebro. ¿Por qué iniciar con esta frase? Porque todo lo que vivimos, nuestra realidad creada, está regida por las decisiones que se generan en el cerebro.

EL BIENESTAR Y LA NEUROCIENCIA

Todo nace en el cerebro. ¿Por qué iniciar con esta frase? Porque todo lo que vivimos, nuestra realidad creada, está regida por las decisiones que se generan en el cerebro. Por lo tanto, hablar de bienestar no está ajeno a estas decisiones.

El proceso para crear la realidad está integrado por: pensamiento, emoción, acción (reacción) y resultado. Haremos un recorrido por este proceso para comprender qué influye para actuar cómo actuamos y qué puede incrementar nuestro bienestar.

Entra información y se genera el pensamiento.

¿Tengo experiencia sobre esto?

Robert Knight, coautor de una investigación realizada por un grupo de la Universidad de California, en Berkeley, observaron el progreso de un pensamiento a través del cerebro, desde la fuente hasta la respuesta, mostrando cómo la corteza prefrontal es el orquestador de la actividad de reacción ante una percepción. Dichos resultados fueron publicados en Nature Human Behaviour. Los pensamientos son información, son productos elaborados por la mente, basados en el lenguaje (hemisferio izquierdo), los conocimientos, recuerdos y experiencias (hipocampo y corteza cerebral).

Se genera la emoción.

¿Me gusta, me duele, me enoja, me entristece? ¿Tengo algún objetivo que perseguir? ¿Me protejo?

Después de que ese pensamiento llega, aparecen las emociones que son un factor preponderante en este proceso de decisiones. ¿Cómo se generan estas emociones? Sabemos que los sentidos proporcionan información para crear un pensamiento, conocemos cinco, pero se habla que son siete. Empezaré diciendo que los que conocemos, vista, olfato, gusto, oído y tacto son los que integran las sensaciones de lo que se llama exterocepción, pero los últimos estudios han demostrado que hay una importancia mayor en lo que se define como interocepción, que corresponde a la información interna que diversos órganos, como el corazón, el intestino y la respiración, entre otros, le envían al cerebro. Sumado a las anteriores, está la propiocepción que corresponde a las sensaciones de la posición del propio cuerpo, la capacidad del cerebro de saber la posición exacta de todas las partes del cuerpo. Es una gran orquesta, que opera y así el cerebro -que también es parte de la orquesta- procesa la información para crear emociones.

La acción.

Ya sé que voy a hacer.

La emoción generará una acción, o reacción (cuando basado en miedos, heridas, creencias limitantes o condicionamientos actuamos de manera “reactiva”). Aquí en esta parte del proceso es donde decidimos qué hacemos con esa emoción.

Resultado.

Este se presenta cuando hemos actuado. Puede ser agradable o no, atinado o no, pero fue lo que decidimos basado principalmente en la emoción.  La emoción está ligada al cuerpo.

Este proceso se está realizando en todo momento, todos los días de nuestra vida. Y la buena noticia es que podemos trabajar en él para incrementar nuestro nivel de bienestar.

Cómo incrementar el bienestar

Haciendo referencia a la interocepción, Galeno ya hablaba de los tres ejes, cerebro, corazón e intestino.

Cada vez que el corazón late, le manda impulsos al cerebro. Cuando no hay ritmo, cuando hay mayor variabilidad, a nivel cognitivo hay mayor inteligencia y procesamiento del lenguaje. Estamos más alegres, pensamos en cosas positivas, en actos altruistas, somos más generosos. Pensar en actos bondadosos nos ayuda a cambiar la variabilidad cardiaca.

Vemos las cosas como somos, y aquí interviene desde el silencio en la mente, el estrés, lo que comemos, cómo respiramos. Así es importante considerar:

    • Estar presentes, dejar de divagar, buscar el silencio neuronal. Diversas técnicas como el mindfulness, el yoga, la meditación ayudan a ser más silentes.
    • Evitar y controlar el estrés; cuanto más estresados más infelices, afectamos la salud, hay alteraciones intestinales, neuroinflamación y deterioro cognitivo.
    • Somos también lo que comemos, hay una relación directa entre dieta y cerebro, una dieta variada genera microbiota (bacterias, hongos, levaduras en el intestino) diversa que se refleja en mejor salud.
    • El cerebro funciona por hábitos, trabajar en ellos respecto al ejercicio, las relaciones sociales, el aprendizaje.
    • La forma en que respiramos influye sobre como respondemos ante una emoción.
    • Hablando de la propiocepción, la postura corporal es importante para que el cerebro interprete y tome decisiones.
    • Las quejas matan la felicidad.
    • Practicar la gratitud.

Se habla del secuestro de la amígdala (sistema emocional del cerebro), que es una respuesta automática de la mente ante algo que sucede y se tiene una reacción desproporcionada. Esto comunmente es producto de cómo interpretamos la vida de acuerdo con nuestro sistema de creencias, nuestro estado de ánimo. Se puede trabajar para mejorar, crear nuevos hábitos, fomentar la neuro plasticidad para tener una vida más feliz.

Esculpimos nuestro cerebro en tiempo real, según a lo que prestemos atención, por eso hay que enfocarnos en cosas positivas, saborear desde los sentidos.

“El cerebro posee la extraordinaria capacidad de darte más cuanto más le pides”

Deepak Chopra

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LESVIA E. VARGAS

BIENESTAR SOCIAL

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