Cultura de Innovación: conditio sine qua non.
Últimamente se habla mucho de Innovación y también de su importancia en muchos aspectos de la vida como factor de mejora en el bienestar organizacional y social. Al estar muy metida en ese tema como profesional, he pensado en explicarlo de una manera muy sencilla para fomentar el aprendizaje para todos aquellos que a menudo se preguntan: ¿a qué nos referimos cuando hablamos de innovación? ¿Y que se necesita para dar lugar a la innovación?
El término innovación se refiere a aquel cambio que introduce alguna novedad o varias en un ámbito, un contexto o producto. El proceso de innovación consiste en la transformación de una idea a un producto o servicio y por definición; toda innovación debe incluir un elemento de novedad para la empresa, para el mercado y para el mundo entero. El Manual de Oslo distingue cuatro ámbitos para la Innovación: productos, procesos, organización y mercadotecnia (cada uno tiene su propia definición que podéis leer en el enlace).
Para tratar un tema tan amplio y tal vez muy técnico, me enfocaré en lo que se necesita para llevar a cabo un proceso de este tipo, o sea la Cultura de la Innovación. Para crear una Cultura de Innovación, es necesario sensibilizar a las personas
sobre sus oportunidades, proporcionar los recursos, las estructuras y crear el espacio necesarios para permitir la innovación.
Todo eso en el mundo de las empresas y de las pymes consiste, en desarrollar habilidades para generar nuevos productos, servicios y procesos. La cultura de la innovación se percibe como aquellos procesos de transformación y de cambio que
se implementan en el entorno, en la sociedad, en la cultura, en la ciencia, y que se aplican a través del reconocimiento de todas las capacidades y las experiencias de las personas, para vincularlos desde su manera de pensar. Con este concepto me refiero a una cultura colectiva y por eso habría que verla como el medio que permite el desarrollo de nuestro entorno, de nuestra existencia diaria. La innovación puede tener una buena acogida cuando su objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas involucradas en su proceso o que utilizan el servicio o el producto.
Víctor Hugo decía que “lo que conduce y arrastra al mundo no son la máquinas sino las ideas“ y por eso hoy suele haber una tendencia en decir que “todos podemos ser innovadores”; pero los hechos demuestran que para llevar a cabo una verdadera innovación, sea de proceso, de servicio o de producto, la clave no está en la idea sino en cómo se lleva a cabo dicha idea y eso se mide en los beneficios efectivos que aporta a nivel social, organizacional o en la vida de cada individuo.
Hacer cultura de innovación es el primer paso que permite a los innovadores y a los que gestionan la innovación en las organizaciones tener su propio espacio para innovar. Porque si no hay consentimiento y apoyo social y de las personas, no hay lugar para sembrar algo rompedor y novedoso y para llevar a cabo un proceso de transformación radical.
Gracias al cambio de mentalidad es posible hacer cosas grandiosas, asì que alarguemos nuestro ecosistema y hagamos cultura porque sólo de esa manera podremos mejorar en sistema en el que vivimos.
Desde SÜMASET en todos nuestros proyectos estamos convencidos y comprometidos en acciones que aporten bienestar social y personal (consulta en nuestro apartado BIENESTAR PERSONAL)
Sara Michelle Delpiano
CONSULTORA Y COACH
1 comentario
Excelente, Sara. Siendo un tema tan fascinante y amplio lo has explicado de una manera sencilla y clara. Crear cultura de innovación es como preparar el jardín para que germinen las flores y se polinicen las semillas. Vamos por ello!