En muchas ocasiones, se confunde la vulnerabilidad con la debilidad y de este modo es habitual que a las personas nos cueste conectar con esta cualidad tan necesaria a la hora de comunicarnos. Mi propuesta pasa por liberar a dicha cualidad de cualquier connotación negativa y aportarle su valor esencial; mostrarnos vulnerables nos hace ser auténticos, nos conecta con nuestra verdad.

A todos nos afectan las situaciones que nos ocurren a lo largo de la vida, esto es indiscutible. Es quizá el entender esto como un síntoma de debilidad lo que nos aleja de la posibilidad de darnos a conocer al otro y en consecuencia de comunicarnos haciendo mención a lo que verdaderamente somos y necesitamos. De este modo en numerosas ocasiones evitamos contar cómo nos sentimos y cuáles son nuestras necesidades, porque entendemos que si lo hacemos mostramos una parte de nosotros que al ser expuesta nos puede hacer sentir inferiores.

Desde mi punto de vista, sucede todo lo contrario, exponer nuestra parte vulnerable nos conecta con la valentía. De este modo, trasladar cómo nos sentimos ante una determinada situación nos va a ayudar a que nuestra comunicación a la hora de decir lo que necesitamos sea más efectiva y real. Nos va a permitir crear un espacio donde la otra persona entienda como nos encontramos, que es lo que nos hace sentir así y de este modo crear un diálogo donde ella pueda hacer lo mismo. Esto nos ayuda a que en lugar de enrocarnos en argumentos racionales que pueden ser discutibles, nos comuniquemos desde lo que sentimos, lo cual no es discutible como percepción personal que es, y puede ayudar al otro a comprender mi comportamiento y de este modo atender mis necesidades.

Y lo más importante, no sólo mejorará mi comunicación con el otro. El haberme mostrado tal y como soy y haberlo hecho “sin tapujos”, me conectará con mi parte más auténtica y me ayudará a ser valiente en otros momentos, sintiendo que no hay nada más liberador que mostrar en todo momento “mi verdad”.